Filosofía pura y dura (acrca de los enanos mentales -primera parte)
Advertencia: las letras que vienen a continuacion pueden herir la sensibilidad de los que sufren del mal de la envidia y del afán desmedido de saber y de cotillear. Aclaración: la vaselina pura y sin perfume, vaselina blanca 100x100 tiene entre otras propiedades como la de proteger de la sequedad en labios y piel, proteger tambien al bebé de escoceduras y, suavizar asperezas en manos, pies, rodillas y codos, la de proteger los bornes de la batería de un coche frente a las heladas, evitando así su descarga por el frío. La envidia me atrevería a afirmar rotundamente -en mi humilde opinion- es el gran mal de nuestra humanidad. Quizá lo haya sido siempre y lo sea en un futuro -nadie lo sabe- es decir sea un mal incurable, crónico. Junto con el afán -¿tendencia natural?- de dominar a nuestros semejantes y, un deseo irrefrenable de saber, incluso de cotillear. Pero ningún mal puede ser erradicado si no es previamente conocido y aceptado, en uno mismo, no solo en los demas. Nunca -cuando hablamos y escribimos del amor- es suficiente, nunca, nunca, jamás. Salvo cuando te cortan las alas -o como a Strogoff los ojos- y no es posible repararlas. Siempre podremos crecer en el amor -pongamos la A con mayuscula - que por supuesto incluye el sexo, la sexualidad y la sensualidad pero tambien otros ingredientes tan importantes ....., no el sexo puro y duro, si no queremos convertirnos en unos enanos mentales. Otros ingredientes son todos aquellos aditivos humanísticos, sistémicos, que nos hacen ser !persona! Algo diferentes, no iguales en todo a los animales por mucho que sean unos seres maravilosos. Ese ser persona, el llegar a ser porque es algo dinámico que intentamos - y vamos - poco a poco logrando, dia a dia, mientras vivimos, creciendo sí,,,, si no queremos convertirnos para siempre(nunca) jamás en unos enanos mentales. Y por hablar, !escribir! mas en clave personal, o literaria que siempre nace de la experiencia - una mezcla de fantasía y realidad - tal vez seamos mas animal que persona, o que necesitemos primero - o en algunas circunstancias - convertirnos primero en un animal salvaje que se agarrota con el frio y se expande después con el fuego - en pura técnica de contraste - para cauterizar las heridas y así poder seguir viviendo en un ser nuevo domesticado.
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