jueves, 13 de marzo de 2008

DE FILOSOFÍA Y OTROS PROCEDERES

En mis últimos años de adolescencia y primeros de juventud, conocí a un escritor llamado Goethe, alguien que debería estar prohibido por el lugar donde cursaba estudios, su “moralidad” no era la adecuada. El “Werther”, obra del mencionado autor, en una de sus primeras ediciones, en el prólogo, rezaba como sigue: “…para leer el Werther tienes que haber amado…”

Andando en el tiempo y, en esa búsqueda destructiva que todo humano anhela, me tropecé con Kundera. En una de sus obras narra una extraordinaria historia de amor, esto es, celos, traiciones, muerte, debilidades y paradojas de un destino. Comenta que es una narración dirigida al corazón del lector pero también a su mente; se analiza el amor, el deseo, el idealismo, la necesidad de independencia pero desde un punto de vista trivial, corriente, como la vida misma. Vamos a hacer un análisis.

Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Xto a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada –das schwerste Gewicht-.
Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad. ¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?.
La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.
Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele, hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.
Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?
Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo VI a. de C. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos pueden parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad?
Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.
¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.

Personas somos aquellos seres en los que se hace coincidir el pensamiento-sentimiento con la palabra y estos aspectos, a su vez, con los hechos; bien es cierto que existen los imponderables. Y como dijo el poeta:” decir te quiero es un crimen/decir mañana es igual que matar/ayer de nada nos sirve…/que no, que no/que el pensamiento no puede tomar asiento,/que el pensamiento es estar siempre de paso/de paso, de paso…/Hay demasiados profetas…"

“– Fausto. Ah! Filosofía, jurisprudencia, medicina y hasta teología; todo lo he profundizado con ardor creciente; y ¡heme aquí!, pobre loco, tan sabio como antes! Es verdad que me titulo maestro, doctor y que aquí, allá y en todas partes cuento con numerosos discípulos que puedo dirigir a mi anteojo; pero no lo es menos que nada logramos saber… He aquí lo que me hiere el alma.”

Muy buena suerte a todos en la vida, de corazón.

2 comentarios:

rosa dijo...

Cada vez que leo esto, tengo que hacerlo dieciocho veces,y lo único que entiendo es eso de: "Decir te qiuero es morir" Cosa que no estoy de acuerdo, pues decir, "te quiero" y decirlo con sentimiento y por que se siente, al menos hace que vivan dos personas,el que lo dice y el que lo escucha.
Y olvidate de la muerte, y vive, vive, vive , vive..........
Un beso, te quiero.

rosa dijo...

Otra vez me equivoqué, no era "decir te quiero es morir," si nó que era "decir te quiero es un crimen". Bueno, filosofía pura y dura que no hay quien lo entienda, (al menos yo necesito una nueva explicación)y luego ya veremos, si yo seré capaz de entenderlo.
Mi cabeza está un tanto "encorchá."
Un fuerte abrazo.